Estamos convencidos de que el aprendizaje es un hecho emocional y así lo demuestran los últimos avances en Neurociencia. El aprendizaje se produce cuando el joven se siente valorado, cuando vive en un ambiente de armonía y seguridad, cuando se siente querido y, en definitiva, cuando es feliz. Por eso en nuestro centro ofrecemos una educación personal y personalizadora, que parte de las necesidades individuales de los alumnos y que busca el desarrollo emocional, físico y cognitivo que los convertirá en personas con una sólida formación académica, reflexivas y críticas y con un fuerte andamiaje moral y ético sustentado por el carisma dehoniano.
Queremos que todo el que desea la educación que se imparta en este Centro tenga acceso a ella.
No pretendemos imponer a nadie esta perspectiva pero, desde ella, intentamos conseguir los fines que pretende todo Centro educativo, subrayando ciertos valores y eligiendo una determinada pedagogía y organización.
En correspondencia con nuestra visión del hombre, educamos para:
El alumno es el principal artífice de su propia educación. Por eso proponemos:
Buscar, en resumen, que el alumno se sienta feliz en su trabajo, en las relaciones personales con todos los demás miembros de la comunidad educativa, en todas las actividades que constituyen la vida del Centro en el que se forma.
Los padres sois los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos. Consideramos que ningún Centro educativo puede llevar a cabo sus fines propios sin un permanente y profundo contacto con los padres de sus alumnos. Por ello, procuraremos siempre ese contacto para lograr una educación conjunta coherente y el necesario respaldo mutuo.
Estimamos que nuestra responsabilidad como educadores incluye el proporcionar a los padres la ayuda necesaria para que puedan realizar cada vez mejor su propia tarea de educadores fundamentales en la familia.